A mucha gente le encanta asociar música y ejercicio, pero quizá te sorprenda saber que hay razones científicas por las que ambos combinan tan bien. Echa un vistazo a estas razones para combinar música y ejercicio, además de consejos sobre cómo sacar el máximo partido a tu lista de reproducción para escuchar música y entrenar.

Para algunos atletas y para muchas personas que corren, hacen footing, montan en bicicleta, levantan pesas o practican cualquier otro tipo de ejercicio, la música no es superflua, sino esencial para rendir al máximo y disfrutar de un entrenamiento satisfactorio.

Para algunas personas, el grado de identificación con el estado emocional y el punto de vista del cantante determina su motivación. Y, en algunos casos, los ritmos de la melodía subyacente pueden no ser tan importantes como la cadencia de la letra.

Cuando se les pide que golpeen con los dedos o caminen, muchas personas se acomodan inconscientemente a un ritmo de 120 lpm.

Sin embargo, cuando se corre en una cinta, la mayoría de la gente parece preferir música a 160 ppm. Sitios web y aplicaciones para smartphone, ayudan a las personas a adaptar el tempo de su música de entrenamiento a su ritmo de carrera, recomendando canciones tan rápidas como 180 bpm para una milla de siete minutos, por ejemplo.

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La música te ayuda a mantener el ritmo

Escuchar música crea una “respuesta rítmica”. Piensa en utilizar un metrónomo cuando estás aprendiendo a tocar el piano. La música y el ejercicio físico van de la mano como el mar y la arena.

Se afirma que el mejor ritmo está entre 120 y 140 pulsaciones por minuto (BPM). La mayoría de la música dance comercial y muchas canciones de rock se sitúan en ese intervalo o cerca de él. Este ritmo suele coincidir con la frecuencia cardiaca media durante un entrenamiento.

Escuchar música puede mejorar tu estado de ánimo y motivarte

Las personas escuchan música para mejorar su estado de ánimo y encontrar autoconciencia. ¿No te parece que te sientes más motivado para hacer algo si estás de buen humor?

La música te distrae en el buen sentido

La música compite con las sensaciones que se experimentan al hacer ejercicio (la aceleración de los latidos del corazón, el sudor y la sensación de tener los músculos “estrujados”) y a menudo gana tu atención, distrayéndote de las sensaciones físicas negativas. Como la música eleva el estado de ánimo, puede motivarte a seguir adelante a pesar de las molestias físicas.

La música te pone a tono y te hace querer moverte

“Escuchar música con mucho ritmo” es un término científico. Se ha demostrado que el groove, una cualidad musical que puede inducir movimiento en el oyente, excita la zona del cerebro responsable del movimiento y hace que, literalmente, quieras moverte.

Prepara tu lista de reproducción de entrenamiento positivo

Con todos estos beneficios, querrás elegir una lista de reproducción, para escuchar música, que sea lo suficientemente larga como para llevarte a cabo tu entrenamiento y más allá, para que no pierdas la concentración a mitad de tu rutina. Hazte con unos buenos auriculares y un buen soporte para el teléfono o el reproductor de MP3, ¡y a bailar mientras haces ejercicio!

Efectos en el entrenamiento

Algunos expertos creen que la música actúa como distractor. Se sabe que los distractores moderan los niveles de dolor, lo que significa que es menos probable que notes dolor durante un entrenamiento. Los que no escuchan música pueden notar más la intensidad del ejercicio y sentirse más cansados o doloridos durante el mismo. Los que escuchan música se distraerán con ella y puede que no noten ninguna molestia o tensión en su cuerpo.

Sincronizarse con el ritmo

El cuerpo tiene una forma natural de sincronizarse con el ritmo de una canción. Cuanto más rápida y enérgica sea una canción, más probable es que tu ritmo también lo sea.

Se ha descubierto que para lograr el mejor rendimiento mientras se practica ciclismo (determinado midiendo la intensidad a través de la frecuencia cardíaca), el tempo ideal se sitúa entre 125 y 140 lpm. Luego se ha buscado el mejor bpm mientras se está en la cinta de correr, y se observa que la música entre 123 y 131 bpm conducía al mejor rendimiento.

Mejora el estado de ánimo

Como el ejercicio también mejora tu estado de ánimo al liberar las mismas hormonas que te hacen sentir bien, hacer ejercicio mientras escuchas música es una forma excelente de mejorar tu humor.

Reduce el dolor

Actúa como un distractor, que no solo te distrae de la fatiga, sino que también te distrae del dolor. Como acabamos de mencionar, escuchar música libera las hormonas naturales del cuerpo que mejoran el estado de ánimo y los opioides. Estas hormonas no solo mejoran tu estado de ánimo, sino que también pueden aliviarte el dolor.

Estas hormonas aumentan tu tolerancia al dolor, lo que te permite aguantar más durante el entrenamiento. Si interactúas con la música (por ejemplo, sincronizando tus movimientos con el ritmo), aumentas las señales opioides, lo que incrementa sus cualidades analgésicas.

Como puedes ver, hay una razón por la que la música se ha convertido en una parte necesaria del entrenamiento. Ayuda a motivar a la gente a trabajar más duro, al tiempo que ofrece innumerables beneficios. En Fitness Nation, entendemos el impacto que la música tiene en su entrenamiento, y animamos a todos los miembros a traer sus auriculares y disfrutar de la música que funciona mejor para ellos.

La sincronía puede ayudar al cuerpo a utilizar la energía de forma más eficiente

Al moverse rítmicamente al compás de un ritmo, es posible que el cuerpo no tenga que hacer tantos ajustes para coordinar los movimientos como lo haría sin señales externas regulares. La música, al parecer, puede funcionar como un metrónomo, ayudando a alguien a mantener un ritmo constante, reduciendo los pasos en falso y disminuyendo el gasto energético.

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Latidos cerebrales

La distracción es una de las explicaciones. El cuerpo humano se controla constantemente. Después de un cierto periodo de ejercicio -la duración exacta varía de una persona a otra- empieza a aparecer la fatiga física.

La música compite con esta retroalimentación fisiológica por la atención consciente del cerebro. Del mismo modo, la música suele cambiar la percepción del propio esfuerzo a lo largo de un entrenamiento: parece más fácil correr esos 15 kilómetros o completar unos cuantos curls de bíceps extra cuando Beyoncé o Eminem te acompañan.

Piense en una canción de su película musical favorita o de un espectáculo de Broadway, como “One Day More” de Los Miserables, una canción de conjunto con una melodía compleja y una energía creciente, o “Defying Gravity” de Wicked, en la que Elphaba, un personaje central, jura superar todos los límites que otros le han impuesto.

Además de melodías y voces estimulantes, estas canciones evocan inmediatamente todo el entorno de la representación y despiertan la memoria de los espectadores. Dado que el ejercicio suele ser pesado, aburrido y arduo, cualquier cosa que alivie esas sensaciones negativas será bienvenida.

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