Vivimos a un ritmo de lo más estresante, para unas cosas, y de lo más cómodo y perezoso, para otras. Creo que en esta sociedad se está creando más espacio entre la cantidad de personas que no realizan una actividad física diaria y las personas que ocupan demasiado tiempo en su entrenamiento y preparativos para el mismo. También estamos en dos polos opuestos las personas que no se preocupan nada por su físico, y las personas que se preocupan demasiado (en este grupo estoy yo, para bien o para mal xD).

Ayer, después de salir del local de entrenar, vi a una pareja que salía de su coche. Habían aparcado en la mejor plaza de parking público (aunque con ORA, era sábado por la tarde) de ese tramo, para mí, pues es una plaza que por tener la acera a un extremo y un vado en el otro sólo permite aparcar un coche, lo que evita cualquier rozadura por parte de otro conductor que aparque con el método “al golpe”.

Imagino que por mi trabajo me fijé en el estado físico de la mujer que bajó del lado del copiloto. Era una mujer de unos 35 años, de cerca de 1,60m de estatura y 130kg de peso. Este peso extra puede perjudicar gravemente la salud de esta persona, por no hablar de su incomodidad para el día a día en sus quehaceres. No hablo de aspecto, hablo de salud.

De camino a mi coche escuché al conductor decir: “Pues hay que ir a, una, dos, tres y cuatro calles en paralelo.” A lo que la mujer contestó “¿¿A cuatro calles???” Dada su pregunta-respuesta el hombre afirmó-preguntó de nuevo “Sí, ¿quieres que cojamos el coche?”Y al momento se subieron al mismo y se fueron hacia las cuatro calles paralelas. No hablo de unas grandes avenidas. Hablo de cuatro calles de un sólo sentido para los coches, y de aceras pequeñas.

Este es uno de los casos que se ven a diario por las personas perezosas. Uno de esos casos que pasamos por alto, como cuando siempre cogemos las escaleras mecánicas, inconscientemente. A veces no caemos en la cuenta de lo perezosos que nos hemos vuelto, de querer aparcar en la puerta de cualquier sitio, ¡incluido el gimnasio!

Nos hemos vuelto vagos y con demasiada prisa para todo.

En el caso de esta pareja creo que falta un poco más de sentido común. Lo primero por la mujer, lo segundo por el hombre, que en lugar de ayudar “obligándola” a caminar alentó a coger el coche para evitar caminar, así, los dos. Creo que ayudar a una persona cercana no es decirle lo que quier oír, sino ayudarla en lo mejor para ella.

Lo mismo pasa en los supermercados. Si alguien observa con detenimiento, y sin caer en la grosería, se puede ver a personas con elevado grado de obesidad con carros llenos de productos preparados, patatillas, refrescos, dulces, bollería… Por eso creo que es un problema de educación / sentido común. El peor problema es que en muchas ocasiones van a comprar con los niños, los cuales cogen ese hábito inmediatamente y, si no hay suerte, por el resto de su vida también. No sé si los médicos podrían hacer algo más frente a esto, al valorar a un paciente en la consulta aunque la visita sea sobre otro tema, como un resfriado. No sé si se puede entender como atrevido porque un médico advierta si ve que un paciente tiene obesidad. Imagino que con la saturación del sistema sanitario tampoco tendrán mucho tiempo en dar consejos, aunque estaría muy bien.

Al contrario estamos las personas obsesionadas con el entrenamiento. Esas que miramos las calorías en la parte posterior de un producto, las que si faltamos a nuestro entreno nos comportamos de forma irritable todo el día, las que dejamos de lado nuestras relaciones sociales con tal de no fallar a nuestra terapia diaria.

Quizá también estemos cayendo en el error de perjudicarnos de algún modo. Bien sea por un exceso de proteínas en alimentos, de suplementos en general, de la sobrecarga a nuestras articulaciones o por la toma de algo peor en según que casos, con tal de conseguir un rendimiento mayor. Este extremo, la búsqueda del “cuerpo perfecto”, del “rendimiento perfecto”, no es sano, ni para nuestro cuerpo ni para nuestra mente.

Todo lo que nos aleje de la salud puede evitarse, y también depende de nuestra decisión personal, aunque vaya en contra de cualquier moda o conducta social que invite a lo contrario.

Sea como fuere, hay suficiente información (siempre y cuando dediquemos nuestro tiempo a ello en lugar de estar perdiendo facultades mentales viendo según que programas en la TV, por ejemplo) como para tomar una elección. De ella dependerá nuestro estilo de vida, asumiendo según que riesgos y/o beneficios para nuestro futuro.