Para muchas personas, el proceso de la meditación, entraña un viaje que se realiza al interior de uno mismo, para conocernos mejor y entender muchos de los procesos espirituales que transcurren en nuestras vidas. A pesar que este ejercicio del alma, tiene una vinculación trascendental con muchas creencias religiosas, principalmente de orígenes asiáticos; en la actualidad, la medicina occidental ha reconocido los beneficios que reporta la práctica regular de este tipo de actividad.

Medio para mejorar la salud

Entre los profesionales de la salud que recomiendan con mayor frecuencia la meditación, para hacer frente a muchas enfermedades y desafíos del día a día, se encuentran los psicólogos y psiquiatras. A pesar que aún hay algunos de éstos que aún muestran cierto escepticismo sobre sus bondades, cada vez es mayor la cantidad de ellos que conjugan la práctica de esta milenaria tradición, con los avances recientes en los campos de la ciencia, para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Sin embargo, los profesionales de la salud mental no son los únicos que pueden dar cuenta de las mejoras que recibimos a través de este proceso de introspección, pues otros médicos también han evidenciado una mejora de la salud general de sus pacientes a través del mindfulness o “meditación de consciencia plena”. Esta vertiente es una de las más utilizadas en nuestras sociedades occidentales, pero es un elemento dentro de una gran diversidad de alternativas.

Inicios en el camino de la meditación

La principal sugerencia que se puede realizar a una persona que desea emprender el camino del autoconocimiento, mediante la práctica de este tipo de actividad, es que establezcan contactos con personas o instituciones de conocida trayectoria en la materia, para aprender los fundamentos básicos y realizar sus primeras prácticas. Luego de una cantidad de sesiones, el practicante de la meditación podrá llevar a cabo la actividad, sin necesidad de apoyo, en la comodidad de su hogar o en otro sitio.

Evidencia científica

Algunos estudios médicos han dejado evidencia, a través de datos empíricos y la utilización del estricto rigor del método científico, de los beneficios para la salud de la antigua forma de conectarse con el sentido del universo. Uno de los más emblemáticos, es el publicado por Matthieu Ricard, Richard Davidson y Antoine Lutz, en la revista norteamericana Scientific American, en la que se evidencia como la meditación puede cambiar la mente y reforzar el funcionamiento de algunos órganos.

Sus conclusiones apuntan a que su práctica durante un tiempo prolongado, ayuda a disminuir los niveles de ansiedad y depresión. En tal sentido, se explica que esta actividad, disminuye drásticamente el tamaño de la amígdala cerebral, a la cual se le atribuye la responsabilidad primordial de procesar y almacenar las respuestas emocionales; entre ellas, el miedo. Al disminuir el tamaño de esta estructura del sistema límbico, su funcionamiento se ralentizará, por lo cual no se generará una activación exagerada del sistema nervioso, bajando en consecuencia los niveles de dopamina, adrenalina y noradrenalina.

Por otra parte, la misma investigación ha reseñado que las personas que suelen llevar a cabo estas prácticas, pueden transcurrir por la activación de porciones del cerebro, relacionadas con la empatía (la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de otros individuos) y la compasión. Por otra parte, también se dio cuenta de las consecuencias positivas de la meditación sobre la telomerasa, enzima ésta que se encuentran en los extremos de los cromosomas y repercute en la prolongación de la vida de las células.

Otros beneficios de la meditación

 

No obstante, el referido estudio no hace referencia a otras bondades de la meditación, sobre los procesos cognitivos. Según se ha descrito en la literatura científica, la capacidad de memorizar se ve potenciada de modo significativo por este ejercicio, así como se mejora la concentración. Estos procesos, resultan muy importantes en el contexto del aprendizaje académico, por lo cual, su mejora puede incidir de modo determinante en la obtención de mejores calificaciones. También ayuda al mantenimiento de las capacidades mentales durante más tiempo, al prevenir el deterioro relacionado con el envejecimiento.

La meditación también representa un gran aliado en contra del insomnio, condición ésta muy común en las sociedades modernas. Esto se logra, a través de la relajación profunda que se deriva de su ejercicio, permitiendo disminuir la recurrencia de algunos pensamientos intrusivos y propiciando la estabilidad y control emocional.

Algunos médicos también han resaltado la importancia de llevar a cabo esta actividad, como medio para regular la presión sanguínea y liberar la tensión de los músculos. Como sabemos, todos los órganos de nuestros cuerpos están relacionados entre sí y lo que ocurre a la mente suele tener efectos físicos. Es por ello que, vemos que, al estabilizar el funcionamiento de la mente y las emociones, automáticamente mejoran otras funciones de nuestros cuerpos.

Desarrollo de nuestra divinidad

Para las personas que buscan un proceso de desarrollo espiritual, los defensores de los beneficios de la meditación, argumentan que, mediante esa actividad, podemos conectarnos con nuestra divinidad o buda (sabio) interior, permitiéndonos conocer la razón de nuestra existencia y las cosas que suceden a diario en nuestras vidas. También nos permite trascender a los pensamientos materialistas y mundanos, para discernir la naturaleza de lo divino.