Las diferencias entre cosmética eco, bio , natural y que las diferencia de la cosmética convencional.
¿Sabías que tu crema hidratante contiene petróleo? Descubre 8 ingredientes tóxicos que se esconden en tu baño.
Hoy en día, en el mercado de la cosmética y la higiene corporal existen un sinfín de marcas, un sinfín de productos, una cantidad inasumible de posibilidades y soluciones que prometen mil y una maravillas en nuestra piel.
Y en medio de esta saturación, existe una corriente que no para de crecer. Una tendencia tan visible como el ‘boom’ del fitness y los estilos de vida saludables: hablamos del interés por volver a ‘lo natural’.
Cada vez más, en una huída de lo artificial, buscamos opciones más naturales no sólo para alimentarnos por dentro, sino también por fuera. Lo que empezó por un rechazo de los transgénicos en la comida, de la eliminación en nuestra dieta de elementos dudosos para nuestra salud, se extiende hoy a lo que usamos también sobre nuestra piel. Después del auge de la agricultura y los mercados ecológicos, se puede ver al fin una preocupación por la compra de cosméticos lo más naturales posibles.
Las marcas convencionales -llamémosles ‘las de siempre’- lo saben, y no hace falta más que encender la TV para darnos cuenta: buscan una total asociación con la naturaleza, ingredientes súper naturales, una belleza natural y sana… ¡nada más lejos de la realidad!
La trampa está en frases como ‘con ingredientes naturales’, ¿qué significa? que efectivamente contiene ‘algún ingrediente natural’, pero no especifica el porcentaje ni tampoco te explica la cantidad de químicos que lleva o si estos son peligrosos a la larga o no. Por tanto… ¿se puede decir que son naturales?¡NO! Ni mucho menos, ya que la gran mayoría de su composición sería química y no de origen natural, y por tanto, no dejan de suponer un riesgo para nuestra salud.
¿Qué diferencia la cosmética ecológica, bio y natural de la cosmética convencional? Os contamos 8 elementos dudosos que nunca encontraréis en sus etiquetas:
- No usan ‘Parabenos’. La gran alarma de los últimos años, desde que salieron estudios que relacionaban estos conservantes con el cáncer de mama, ¡hasta las grandes marcas corrieron a eliminarlos de sus productos! El problema es que muchas de ellas encontraron sustitutos iguales de malos o peores, que sí siguen colando en sus fórmulas (como el méthylisothiazolinone, el formaldehído -prohibido en algunos países- o el Butil Hidroxitolueno/BHT).
- No llevan siliconas, éstas las podemos encontrar en los champús de las marcas más populares, son las encargadas de recubrir el cabello y darle esa apariencia de ‘pelazo’. El problema es, que a la larga, lo acaban resecando y dañando desde el interior.
- No utilizan sulfatos químicos*. La mayoría de jabones y champús convencionales los incluyen en sus fórmulas para que puedas disfrutar de esa ‘espumita’ agradable pero de doble filo (y que además no implica que limpien mejor). El que más usan es el ‘Sodium Laureth Sulfate’ (o bien el ‘Sodium Lauryl Sulfate’ que además es irritante), fijaos en las etiquetas de conocidos champús y veréis que esta palabra está escrita en segundo o tercer lugar, lo que quiere decir que está presente en altas concentraciones (los ingredientes siempre se muestran por orden de mayor a menor concentración). ¿Por qué es perjudicial? Su uso repetido ataca la protección natural de nuestra piel, provocando irritaciones y sequedad. Además, en su producción se ve contaminado por dos reconocidos cancerígenos: el 1,4 Dioxane y el óxido de etileno. Por tanto, ese jabón que huele tan bien, que limpia estupendamente, podría estar dañando tu piel y poniendo en riesgo tu salud. Asegúrate y ¡echa un vistazo a la etiqueta!
- Rechazan los derivados de petróleo (parafinas, aceites minerales, vaselina…) ¡Sí sí, cómo lees! Sin saberlo puede estar echándote petróleo en la cara. Lo que hacen estos derivados es proporcionar esa sensación inmediata de hidratación, de ‘efecto buena cara’ o piel bonita, pero en realidad son resultados falsos. Ya que, lo que hacen estos compuestos es actuar como una capa superficial y, a la larga, no dejan respirar de forma normal la piel, obstruyendo los poros y empeorando el aspecto de la piel por debajo de esa capa. Si tu piel no está sana por dentro, tarde o temprano se verá mal por fuera.
- Y tampoco hay PEGs en su composición, también conocidos como ‘Polietilenglicol’. Se utilizan en cosmética como emulgentes, para mezclar los distintos ingredientes y dar consistencia y estabilidad. También hacen que tu piel absorba mejor todos los ingredientes, que estaría muy bien sino fuera porque la deja desprotegida y vulnerable, y entran de lleno todos los químicos nocivos que acompañan al producto. La cosmética verdaderamente natural, no los lleva.
- No usan perfumes sintéticos ni colorantes químicos. Las personas con sensibilidad química múltiple, con pieles sensibles y/o atópicas, saben de qué se trata. Ya que, los perfumes sintéticos pueden llegar a irritar la piel y son causantes de algunas alergias. Además, muchas marcas esconden multitud de ingredientes nocivos bajo la palabra ‘parfum’, ya que no están obligados a especificar cómo lo obtienen (en cosmética ecológica siempre será de forma natural). Puedes leer un informe de GreenPeace sobre el peligro de estos perfumes aquí.
- No contienen ftalatos (fijadores). Estas sustancias se encuentran sobre todo en perfumes, es lo que hace que el olor permanezca más tiempo. Sin embargo, se sospecha que en contacto con otros químicos puede aumentar el riesgo de padecer cáncer; además de actuar como disruptor hormonal, causando problemas de hígado y de riñón y suponiendo un peligro durante el embarazo.
- No utilizan ingredientes que se obtengan del sufrimiento animal. Aunque en algunos productos sí se usan ceras de abeja y derivados lácteos, éstos son producidos por los animales de forma que no se les maltrata y nunca se les mutila ni se utilizan partes de su cuerpo para conseguir ingredientes (como sí ocurre por ejemplo en los pintalabios rojos convencionales, en los que se trituran insectos llamados ‘cochinillas’ para lograr el pigmento).
Además de todo esto, la cosmética bio y ecológica certificada, aplica políticas de producción y envasado que respetan el medio ambiente y los recursos disponibles y no testa en animales.
¿Pero cómo distinguir la cosmética natural de verdad de la que no lo es? Hoy en día se le llama ‘producto natural’ a todo aquél que tiene algún ingrediente natural, sin importar que además esté cargado de químicos nocivos. Para encontrar cosméticos que de verdad contengan un alto porcentaje de aceites esenciales, extractos vegetales y el mínimo de química posible os damos dos soluciones básicas:
- Fíjate siempre en el INCI (la parte de la etiqueta de producto que debe incluir cada uno de los ingredientes), y ante la duda, busca la ayuda de tiendas especializadas en este tipo de cosmética.
- Para evitar quebraderos de cabeza y leer ‘palabrejas’ que suenan a chino, siempre puedes fijarte en que el producto o la marca trabaje con sellos de certificación ecológica (de confianza). Estos sellos existen ante la falta de regulación que hay hoy en día, y son una garantía de que lo que estás comprando es realmente ecológico, bio o natural. Los más utilizados y reconocidos a nivel europeo son: el Ecocert, Cosmebio, Natrue y BDIH. Además pueden ir acompañados de la etiqueta ‘vegan’, que significa que no contienen ningún ingrediente que proceda de animales (ni ceras, ni huevo, lácteos, etc.).
Encontrarás más información sobre certificados bio, eco y natural aquí.
Y por último, una duda que muchos tendréis, ¿es menos efectiva la cosmética natural? La respuesta es NO. De hecho, al contener básicamente aceites esenciales vegetales y extractos de origen natural, sus activos son mejor absorbidos y asimilados por el organismo (¡dejándoles trabajar y sin riesgos!). La diferencia principal, es que en algunos casos los resultados se notan más a medio plazo y con el uso prolongado del cosmético, pero también duran más tiempo ya que actúan en perfecta armonía con las funciones naturales de nuestro organismo. La cosmética convencional ‘enmascara’, ofrece una imagen de falsa belleza y salud; mientras que la cosmética (verdaderamente) natural, bio y eco, promueve nuestra belleza natural y la prolonga en el tiempo sin perjudicar nuestra salud.
*La cosmética natural y ecológica utiliza sulfatos de origen natural como el coco o el trigo, que no pasan por este proceso químico y no liberan estas sustancias peligrosas.