En las competiciones es común encontrarse con atletas que paran el ejercicio por dolores musculares ocasionados por los calambres, incapacitándolos por un instante. A lo largo de el ejercicio físico intensa, en un largo plazo, los músculos se exponen a un trabajo extenuante que puede provocar fuertes dolores musculares.

Muchos factores están relacionados con la aparición de calambres musculares y para una mejor entendimiento de cada uno de ellos de ellos son esenciales ciertas definiciones:

¿Qué son los calambres?

Los calambres se definen como contracciones musculares intensas de un músculo. Acostumbran a pasar tras un ejercicio extenuante, duran unos segundos y desaparecen súbitamente.

Causas de calambres musculares:

La mayor parte de las veces no es un factor apartado, sino más bien un conjunto de situaciones que pueden provocarlas. Entre ellas:

– Metabólica: acalambres por la liberación de substancias metabólicas tóxicas en el músculo, debido a una actividad física intensa. El amoníaco es una de esas substancias. Se genera a lo largo de la oxidación de proteínas, o sea, la carencia de hidratos de carbono para la contracción muscular fuerza al músculo a abrasar proteínas, superando la cantidad de amoníaco en la sangre.

El ácido láctico asimismo es tóxico para el músculo. Puede ocasionar acidez intracelular afectando las fibras musculares.

– Pérdida de líquidos: a lo largo del ejercicio, la pérdida de agua por el sudor provoca un desequilibrio de líquidos anatómicos y, aparte de dejar la sangre concentrada y en menor volumen, aumenta la temperatura del cuerpo. Con esto, el medio intracelular (donde se generan reacciones químicas) se altera y provoca trastornos, aun en la contracción muscular, ocasionando las contracciones involuntarias que provocan los calambres.

Mas no es solo la pérdida de agua lo que altera el medio intracelular. El sodio y el potasio son los electrolitos primordiales que, así como el agua, son liberados por el sudor y la ausencia de estos minerales hace que el músculo se vuelva más sensible a las contracciones.

– Temperatura: la temperatura entorno asimismo es un factor que debe tenerse en cuenta. Los calambres pueden deberse a cambios en la temperatura del cuerpo con el medioambiente. Y esto puede presentarse tanto a temperaturas elevadas como a temperaturas exageradamente bajas.

El ejercicio es responsable del incremento de la temperatura anatómica. Además, la temperatura interna puede llegar a treinta y nueve o cuarenta grados Celsius al entrenar. Elevadas temperaturas provocan contracciones intensas que pueden volverse involuntarias.

Este fenómeno lleva por nombre «calambres inducidos por el calor». Mientras que a bajas temperaturas se reduce el flujo de sangre a los músculos, ocasionando calambres.

– Fatiga muscular: la fatiga muscular asimismo puede ser una de las causas del calambre. El exceso de entrenamiento, sin tiempo preciso para la restauración, provoca fatiga muscular que facilita la aparición de calambres.