Al hacer una dieta pensamos en olvidarnos de dulces, de fritos y de otros alimentos grasientos o hipercalóricos que vemos claro que van a hacer que nuestro peso aumente. Pero es fácil no considerar al alcohol como uno de estos alimentos, tal vez al ser una bebida y que tras beber uno no suele sentirse lleno como tras haber comido. Pero eliminar el alcohol de tu dieta puede ser una de las cosas más importantes que puedes hacer para conseguir perder peso.
Cava y champán, malas opciones para la dieta
Por una parte está el hecho de que el alcohol proporciona únicamente calorías vacías. ¡Y vaya si las proporciona! Para ponerlo en contexto, por ejemplo un chupito de whisky contiene casi 100 calorías, ¡casi lo mismo que 100 gramos de pollo sin piel!
Cuánto más dulce es un alcohol, más cantidad de azúcar contiene y más engorda. Y cuanto más fuerte, también. En el primer puesto de bebidas súper calóricas encontramos el moscatel que aporta 240 calorías por vaso. En la lista de los que más engordan están otras bebidas como el Martini, la ginebra o el anís.
Por otro lado, algunas de las menos calóricas (que tampoco significa que deba abusarse de ellas) son la sidra (50 calorías por vaso) y el vino tinto (82 calorías por vaso).
El vino, tinto mejor que blanco
Además el alcohol tiene otra desventaja. Al beber alcohol tu cuerpo lo transforma en una sustancia llamada acetato. El cuerpo tiene preferencia por quemar esta sustancia en vez de otros azúcares o grasas, por lo que el alcohol no sólo engorda por el aporte extra de calorías si no por cómo el cuerpo lo procesa.
Si estás perdiendo peso o quieres mantenerlo, nuestra recomendación es evitar en la medida de lo posible las bebidas alcohólicas. No aportan ningún nutriente (excepto la cerveza, que aporta vitaminas del grupo B, pero desgraciadamente también engorda) y aprovecharás mucho mejor esas calorías si las consumes en forma de alimento sano